INFORME ESPECIAL para CRÓNICA FERROVIARIA
Por: Ing. Román Ballesteros
Muchas imágenes han pasado por nuestros ojos desde los años
dorados del Noroeste de nuestra provincia, de la cuenca del sol y de la actual
ciudad capital del olivo. Tal como el olivo, perdura este pueblo en el tiempo y
se renueva estoicamente dando sus frutos como siempre. Desde la epopeya hacia
el futuro.
Pocas veces me ha tocado expresar mi experiencia vivida
frente a la pantalla de un cine, esto ya es un hecho común en nuestros tiempos,
pero me animaron para hacer este testimonio antes que una crítica de cine.
Realmente, pienso que eso es lo que más importa.
Justo es decir que cuando un proyecto de cine, transformado
en una producción local, digna y decidida se convierte en un testimonio vivo y
presente merece la valoración sincera tal como y de donde viene. Hago aquí un
reconocimiento justo a todos quienes apoyaron este proyecto realizado y
dirigido por Verónica Rocha, vecina de Cruz del Eje y joven cineasta cordobesa.
¡Bravo, muy buen trabajo!
El sólo detalle de actores y participantes que dieron vida a
la película, vecinos, dirigentes, comerciantes y ex empleados ferroviarios de
la ciudad, ya es digno de mención especial y estimula para dar envión a la
recuperación real de la memoria colectiva de nuestra ciudadanía, muy devaluada
en estos tiempos. Más en nuestro propio mundo donde vivimos. Esto alienta a que
haya más y mejor apoyo oficial a este tipo de producciones locales del cine
nacional.
Pero sigamos el hilo conductor de la película, prolijamente
enhebrado en el tiempo y en la secuencia de los datos y documentación manejados
por la compositora y directora de esta historia. En mi experiencia personal
coincido totalmente con ello por haber acompañado realmente esta secuencia
desde mi juventud.
Los relatos recopilados directamente de los vecinos y protagonistas
que describen en la película la triste historia del ferrocarril en la vida de
Cruz del Eje son el vínculo entre el ayer y el hoy, como un claro ejemplo de la
voz y la conciencia popular frente a los hechos adversos ocurridos durante más
de 50 años, que motivaron la destrucción del ferrocarril, luego de la ciudad y
también de un pueblo trabajador y progresista. Este relato muestra claramente
que las miserias humanas pergeñadas por quienes concibieron tantas estafas
colectivas contra este pueblo nunca más debieran ocurrir en nuestro territorio
cordobés. No permitamos que jamás se repitan estas miserias contra nuestro
pueblo.
La película muestra en cada minuto el nacimiento, la vida,
pasión y muerte de un sistema ferroviario troncal que daba vida a toda una
región de nuestro país, motorizando el crecimiento económico, social y cultural
de más de dos millones de habitantes del centro-noroeste de Córdoba, La Rioja,
San Juan, Mendoza, Catamarca y Tucumán durante la primera mitad del siglo 20.
Los talleres ferroviarios de esta ciudad fueron una verdadera escuela de artes
y oficios de más de una generación de jóvenes de la región.
También se viven, casi en forma real, las escenas de aquel
fatídico año 1978 cuando desde el nefasto gobierno militar se ordenó cerrar el
ferrocarril Belgrano, toda su infraestructura y sus dependencias más básicas
para la operación de todo el sistema de transporte ferroviario, construido
durante decenios por el mismo pueblo.
Realmente golpea a la misma razón presenciar el testimonio
del daño masivo perpetrado por aquellos dirigentes abyectos y bestiales que
“comulgaban diariamente”, como era de público conocimiento y nos consta. Luego
de este “ferrocidio” las acciones posteriores orquestadas por los gobiernos
peronistas, radicales y militares sucedidos después fueron peores, más
perversos ya que ejercitaron sistemáticamente la estafa y la mentira públicas a
cara descubierta. La película clama por justicia, pero no sólo por los miles de
personas desaparecidas entre 1976 y 1983, sino ¡por el daño colectivo causado a
toda una sociedad laboriosa de nuestra propia provincia! desde los años finales
de la década de 1950.
¿Quién olvidará el viaje del tren serrano y el coche-motor
llegando a Cruz del Eje, lleno de gente para pescar y pasear en el dique, gozar
las bellezas del río Cruz del Eje, de San Marcos Sierra y Capilla del Monte y
vivir la popular Fiesta Nacional del Olivo? Todo el noroeste argentino se
comunicaba por tren.
Al final queda una imagen de esta película, con una sencilla
y amena puesta en escena, preparada por Verónica. El tren y su mundo propio
fueron la vida y la base poblacional durante casi un siglo. Después de 1978,
todo eso se destruyó por un torpe y cruel plumazo burocrático y fue la tierra
arrasada en forma dramática e irreparable, cerrando así la destrucción total de
lo que fue el nudo ferroviario de Cruz del Eje. ¡Qué resistencia heroica es la
de los cruzdelejeños!.
La enseñanza valiosa final de este filme de 90 minutos queda
como moraleja: Aprendamos, pues, a estar alertas frente a los poderes y
políticos entregadores, que en minutos pueden destruir cualquiera de nuestros
poblados, regiones, comarcas propias y otros patrimonios del pueblo que cuestan
sangre, sudor y lágrimas, como todas las acciones nobles del hombre.
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